Balcanes: De Croacia hacia Eslovenia
Durante los siguiente días visitamos Split y Zadar. Luego atravesamos el país hacia el noreste buscando la capital, Zagreb y esquivando las autopistas para conocer lo más posible los pueblos del interior de Croacia.
Split y Zadar: el primero muy muy turístico, al nivel de Dubrovnik. El segundo nos gustó mucho, una ciudad costera pequeña, con distintos puertos y distintas zonas, la turística y la urbanita. Aquí la parte turística no era la parte “irreal”, se notaba vida diaria de gente local. Los precios mucho más lógicos, no como Dubrovnik y Split y mucha mejor calidad de vida. Nos encantó, vaya.
Cruzando la frontera Croacia-Bosnia Herzegovina en la costa.
Un pequeño túnel con ancho máximo para un vehículo, ¿qué hacer? un semáforo con cuenta a atrás, no intentes entender las instrucciones 🙂
El viaje
Salimos de allí con vistas de hacer noche en Zagreb, el camino más rápido era la autopista pero queríamos evitarla en la medida de lo posible.
El camino a Zagreb fue duro, el que lo ha probado sabe que una monociclíndrica en autopista es un auténtico coñazo.
Teníamos protección contra el viento, una cosa menos, pero tan cargados y a pesar de conseguir una velocidad digna, 110-130km/h, la sensación es de aburrimiento total y de no avanzar, así que en cuanto podíamos salíamos del peaje y buscábamos carreteras alternativas que nos permitieran pueblear y arrastrar kilómetros hacia Zagreb. Las carreteras nacionales croatas son realmente buenas: asfalto, trazado y poco tráfico (en las carreteras interiores, las de la costa es otro cantar en verano). Pero no parábamos de entrar y salir de la autopista y no había manera de quitarnos horas y kilómetros, el cansancio se acumulaba y en mi caso se centraba en un fuerte dolor lumbar.
Me quedaba frito ahí mismo…
Paradas
Paramos a comer en un pueblo grande que imaginamos tendría vida en invierno por sus pistas de esquí, en ese momento no había nadie por la calle. Lo que sí tenía es líneas de aparcamiento de pago pintadas sobre la acera. Entiendo que ya que vais a aparcar aquí, yo quiero chupar mi parte pensó el político de turno.
Comimos muy bien y a buen precio y seguimos camino, pasamos por aparcamientos de aviones, conocimos señales de tráfico inéditas en España e hicimos varias paradas porque mi lumbar pedía a gritos cambiar la postura.
Marcas viales de aparcamiento para que aparques mal y pagando.
Atravesando túneles en autopistas croatas.
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