Buscando trail ep 03: Cuesta arriba
Segunda salida de Enero: este año me estoy hinchando, esta casa es una bendición de [ponga aquí su dios].
Aunque ya está escrito, me voy a saltar la salida anterior porque no tiene la chicha que te mereces.
Como la otra vez, lo primero es gasolinera, que estoy en reserva y… ¿cuánto marca el “lleno”? 6 euros. No puede ser.
Gasolina
Si me sigues hace tiempo, sabrás que algo falla con mi depósito. Desde que la compré, en la primera bajada brusca empezó a vomitar gasolina a cascoporro. También arrastré la bolsa que llevaba que se atascó entre la rueda y el bastidor y sembré el campo de herramientas, pero todo eso ya lo sabes.
Primero el tapón, el que traía era un Acerbis universal, lo cambié por uno de un quad Suzuki que recomendaban (aquí te contaba los detalles). Luego resultó que el primero estaba roto y no se notaba, así que compré uno nuevo. Hoy por hoy no se sale por arriba, pero:
- Al llegar a casa se nota un ruido y es que ese depósito necesita una salida de aire como la que llevaba el tapón del quad. Si hubiera ido bien se habría quedado. Ahora me toca abrir el tapón después de las salidas porque necesita expulsarlo.
- El drama. Algo de gasolina se sale por algún lado, a veces huele y las cuentas del repostaje no me cuadran.
Algo falla, cuando la moto se mueve brusco (cuando hay jaleo trail) huelo a gasolina, alguna vez he visto gotas que se han deslizado del carburador hacia abajo, pero esta vez ya es un canteo. Que me entre la reserva con noventa y tantos kilómetros y me entren 6 euros desde luego no es normal dado que caben en teoría diez litros, tengo que llevarla a que la miren, pero estoy lejos de casa.
Autonomía justa
El tema de la autonomía de mierda siempre me lleva a dos opciones. La del depósito de gasolina de 20 o 23 litros de volumen descomunal y precio aún mayor (sin opciones de segunda mano) y los apaños con depósitos auxiliares de dos, tres o cinco litros. Suelo llevar en los viajes uno de 2 litros en la bolsa, pero no me quita la preocupación, la verdad. Y los de 20 litros para mi modelo salen desde los 330€ envío aparte, tres precios parecidos uno, dos y tres. Lo suyo sería arreglar el problema de pérdida de gasolina y/o meterle un depósito gordo y olvidarme, pero de momento haré lo que he hecho hasta ahora, procrastinar, dejarlo paluego. Volvamos a lo que vinimos.
Pisteo: intentos fallidos y caída
Había visto unas pistas que atravesaban desde la nacional en dirección Arenas de San Pedro, el pueblo más grande de la zona y hacia allí me dirigía. Intentaba llegar por campo y ya te digo que lo hice (lo de intentarlo, digo), pero no hubo manera de encontrar la pista. Me di la vuelta un montón de veces, lo intenté y lo intenté, incluso me subí una pista muy blanda – mullida cama de agujas de pinos, con mucha grieta y bastante pendiente y tuve una caída.
La típica que la moto se te cruza en la subida y por falta de gas se para, pero entonces ya no puedes poner el pie porque el suelo está muy lejos. Y te inclinas, desestabilizas, te vas y moto y piloto caen hacia la parte de abajo de la cuesta: pum! ¡hostión! la mano frena el golpe y le siguen un par de vueltas de campana. Rodadas sin más. Me levanto con el mismo impulso de bajada, estoy bien, aquí no ha pasado nada.
Bueno, vale, tengo la mano con despelleje (a través del guante, intacto) y me dolería toda la semana (de hecho dolería cuello y hombro del topetazo) pero en el momento estoy caliente y estoy bien. Lo primero es levantar la moto, que huele a gasolina y que no la podía apagar porque el manillar estaba girado hacia el lado de la llave.
Apago el interruptor y tiro de la rueda de atrás girando la moto para ponerla mirando hacia arriba y no atravesada al camino y la cuesta. Giro, giro, giro y a levantar. Esfuerzo a tope, sudores, me resbalo con la arena y las agujas de los pinos, me caigo, la levanto, bufff! hostia, difícil llegar a levantarla, me costó mucho más de lo normal, pero lo logré y seguí con el siguiente paso:
Control de daños: quitando las agujas de los pinos resulta que lo único que hay que apretar es el paramanos, que ha hecho bien su trabajo y la maneta de freno está intacta. Mis tobillos bien (la moto iba a caerme encima pero creo que no me pilló) y el casco un poco raspado de las vueltas, todo perfecto.
Cuesta arriba
Me subo e intento seguir para arriba. No. La cuesta se complica y no llevo ni diez minutos de campo, no he calentado, no me ha dado tiempo para coger confianza y sería jugármela sin saber si esta pista continúa más adelante o se corta como muchas de la zona, así que doy media vuelta y bajo por donde he venido.
Después de otros quince minutos de ir y venir y no encontrar la maldita pista, desespero y abandono la idea de seguir, de atravesar y llegar al pueblo por campo. Salgo al asfalto y subo por carretera hasta una salida grande con un negocio (no sé si era un restaurante o una reserva de algo) y unas pistas que avanzan desde allí. Unos carteles de advertencia de coto de caza me dan la bienvenida.
No hay carteles de montería ni coches aparcados, así que tomo el camino parriba, con los ojos bien abiertos y más feliz que una perdiz recorro unos cuantos kilómetros de montaña con increíbles vistas a mi derecha. Pistas tranquilas, rotas pero sin excesivas complicaciones, justo lo que necesitaba después del follón ¡vaya inicio de ruta!
Cuando pensaba que estaba totalmente solo en medio del monte, me salen al paso un ciclista y un corredor. Saludos y muy despacito, si levantar polvo ni hacer mucho ruido, voy desapareciendo a lo mío, que se note que somos educados y que en el campo cabemos todos.
Por lo demás y hasta superar el pueblo de La Parra, la cosa siguió como la tónica del día, cuestas arriba cada vez más complicadas, que muchas veces terminan en nada y hay que darse la vuelta. Cuando alcanzo el pueblo decido recorrer en moto una zona que paseamos unos días antes, y ahí empieza a complicarse, lo jodido llegaba ahora.
Oooh sí, yo creía que ya me quedaban quince minutos y a casa, cuando empiezo a encontrarme opciones: pista llana y clara o cuestas pronunciadas de grietas y vegetación. Pues eso, tú qué crees que hice.
Cuando llevaba tres o cuatro de las segundas, iban ganando pendiente y profundidad de grietas. Yo me lo pensaba porque no soy Pol Tarrés, tampoco iba a lo loco, pero cuantas más hacía menos quería darme la vuelta hasta que…
Agujeros
Eso, la cuesta daba vértigo, grietas, curvas y tierra dura resbaladiza. Si me paraba a mirar los tacos del neumático me iba a casa, así que tiré sin pensarlo, que es lo mejor, y cuando quedaban pocos metros para la salida, la moto se paró: la rueda había excavado un hoyo del que no podía salir ni bajarme (sin tirarla). Si la tumbo se cae rampa abajo (la arena resbalaba mucho). Así que estando montado y desde arriba metí palos y alguna piedra en el agujero que había hecho; acelero y nada, sigo excavando más profundo. Terreno seco y arena superficial, mala cosa.
Giré el manillar y solté embrague con mucho cuidado para que cayera, saliendo del hoyo hacia abajo de la cuesta. Traté de cambiar la trazada para que no pasara por el mismo sitio, aceleré a muerte porque no veía forma ya de salir de ahí ¡que me comen los lobos!
A base de acelerones y giros conseguí salir por distinta trazada, uf!! llego a un llano, continúo unos pocos metros y ¿qué encontré? más cuestas arriba! parada de descanso, vamos a pensar.
Perdido
No sé cuántas llevaba cuando decidí que aquello no iba a ningún sitio y que debía darme la vuelta. Cuando lo hice me di cuenta de lo que acojonaba bajar lo que había subido con tanta dificultad. Siempre es más fácil subir, más difícil caerse y sobre todo caídas más leves. Las bajadas pueden complicarse mucho entre la inercia y las grietas, y con la gravedad el golpe va a ser más duro. Así que yendo solo ya cansado, confieso que la rampa más complicada la bajé en paralelo y luego montado sin marcha y frenando de atrás con muchos sustos y derrapes de lado.
Finalmente encontré otro camino que me evitaba más bajadas complicadas y prometía llevarme al dulce asfalto, pero nop. Me metió en el terreno de varios lugareños de los que salí huyendo de ladridos, no fue hasta rato después de varias vueltas, de ir y venir, que encontré una carretera minúscula de hormigón que me llevó a desembocar a La Parra por el otro lado. De esas de besar el asfalto, oiga.
De empezar el día con una caída a salvar muchas más subiendo y bajando cuestas chungas, es una mejora significativa. Me vine arriba y casqué un pequeño vídeo para IG resumiendo la salida.
Una vez más, tablas ganadas, físico salvado, punto pa´mí. Me voy que estoy agotado.
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