Triumph Madrid: Así no
Qué feo Triumph, aprovecharte de lo oficial de tu nombre para subir los precios por un trabajo mediocre. Ya te lo digo, al final todo se sabe.
Hace un mes mi cuñado frenó brevemente sobre una línea de seperación de carril un día de lluvia y adivina lo que pasó: eso es, su flamante Triumph Street Triple se deslizó junto con él unas cuantas decenas de metros parando la circulación de tres carriles. Afortunadamente la cosa quedó “sólo” en un hombro y un dedo de la mano opuesta rotos (apáñate tú sin manos en tu vida diaria). Unos meses de baja, rehabilitación y tal…
Que sí, que ya sé que lo que te interesa es ¿cómo quedó la moto?
Pues aparentemente no tan mal, pero ya visto en profundidad tenía heridas profundas como la dirección tocada, el disco de freno, la llanta golpeada, la tapa del embrague raspada hasta el interior y luego las habituales de deslizar sobre asfalto mojado a unos 70/90 por hora, plásticos, partes raspadas hasta casi desaparecer, etc.
Taller oficial
Él es uno de esos tipos como tal vez seas tú: cuidadosos, formales, tan formales que creen que lo más correcto para cuidar mejor de su máquina es llevarla al taller del concesionario oficial de la marca. Antaño si no lo hacías perdías la garantía, había que sellar el libro de mantenimiento y lo tenía que hacer el concesionario oficial de la marca. Hace años que lo cambiaron y cualquier taller oficial puede sellar ese mantenimiento periódico. Lo importante es que lo hagan bien, no que luzca el logo.
¿Mientras está en garantía debes acudir al taller oficial?
No, desde la publicación del Reglamento 461/2010 de la Comisión Europea, tú eliges el taller donde deseas realizar una reparación o recambio y su sello es igual de válido que el de la casa oficial. Incluso cuando cambies piezas que se encuentran en garantía. Sólo en caso de que se tratara de una avería debida a un defecto de fabricación, el fabricante elige el taller dónde debe ser realizado el cambio.
Después de unos nueve años llevando la moto al taller oficial Triumph Madrid, pagando religiosamente todas las revisiones oficiales, mantenimiento y demás y dada la magnitud del ostión, decide llevarla a mi taller habitual porque ya hacía tiempo que no estaba muy contento con sus servicios, además, le tocaba la revisión de los 70.000 creo, así que la factura prometía ser bastante alta.
Así que pum! se lo llevamos y el taller se pone con ella a tope a buscar piezas de segunda mano en los desguaces (tras consultar al cliente), a reparar las que se puede y a volver a poner todo en su sitio. Hablamos de una reparación que casi alcanza el valor actual de la moto en el mercado, así que cada detalle cuenta.
Y ya del tirón, como la moto se iba a recuperar antes que mi cuñado, se pone con el mantenimiento para dejarla 100% fetén (la idea pre accidente era ponerla a la venta muy pronto).
Y aquí llegamos a lo que se va encontrando, con tacto y sin conocer su pasado sólo nos dice “Y de revisión va mal, además de que ha pasado por manos algo torpes: Tornillo partido, soporte partido…” pues esas benditas manos son las oficiales y cobran como si fueran de un ingeniero de Hinckley.
Imagen general de lo oficial
Uno se cree que la casa oficial conoce sus máquinas al dedillo, la mecánica más parecida hará que los profesionales conozcan los males endémicos de sus motores, las averías más habituales, las soluciones más efectivas, todas las opciones antes los problemas, una mayor rapidez a la hora de conseguir las piezas (y mejores precios al tener trato directo con la marca).
Uno se cree que al limitar su mercado lo controlarán mucho más y por tanto serán más rápidos, más efectivos, mejores en definitiva y, ya que uno paga más, al menos le darán ese plus que se espera de ellos: quizá un lavado a la máquina, algún detalle para fidelizar a la clientela como invitaciones a presentaciones de modelos, algún descuento en la tienda, cualquier tontería, no sé, una triste pegatina…
En lugar de eso se aprovechan de la buena fe del cliente que al entrar en un taller impoluto sin calendarios de desnudos en la paredes se piensa que va a tener un servicio más profesional.
Pues ya te digo que no, que nos quedamos sólo en pagar más y perdemos en todo lo demás: tiempos de entrega, cuidado del trabajo y precios.
Monopolio y mala praxis
Personalmente conozco la parte del concesionario de venta de motos nuevas. Eso sí, ahí el trato es cojonudo, ninguna queja, pero no se trata de venderte la moto (literal y metafóricamente) y luego estafarte por un servicio mediocre. Hagamos la cosas bien, hombre, cuando trabajas bien y eres marca oficial te aseguro que vas a tener éxito. Tienes una ventaja que no tiene el resto de talleres y es que eres “lo oficial”, la gente va a ir a ti sin publicidad, estáte a la altura y agradece, coño, que el consumidor habla, los foros existen y es tan fácil como ir al taller de cerca de casa y ahí te quedas en tu taller impoluto y sin gente.
Es tan fácil como echar un vistazo rápido a las redes sociales, en seguida te encuentras gente descontenta con el trato del Concesionario Triumph Madrid, una suerte de mafia que limita a los madrileños a comprarles en exclusiva. Es decir, que si quieres comprar una Triumph al concesionario de Valladolid porque te hacen mejor precio o por la razón que sea, nones, si se enteran no te lo permitirán, tendrás que hacerlo al concesionario de Madrid, con sus precios y sus condiciones. Bienvenido al monopolio.
Vídeos
Este comportamiento irresponsable desde luego daña la imagen de la marca que en otros países nos ha regalado vídeos como este.
Te dejo un buen recuerdo lleno de aventura de las primeras Triumph Tiger 800 XC (2011):
El mérito del material corresponde a los australianos Motorbikin.com.au que venden DVD´s con sus aventuras y sus burradas 🙂
No estoy de acuerdo en lo que cuentas sobre el talle de Triumph Madrid. Yo he llevado todas mis motos allí y jamás tuve problemas a parte del trato que te dan. Sería interesante saber en tu caso la otra parte que tiene que decir sobre este tema. Es fácil hablar y criticar desde el anonimato de una pantalla.
Que gran verdad, sobre los talleres y Triumph en especial, no eres el primero que lo dice, .. si todos escribiéramos directamente a las centrales de las fábricas, no a la nacional, les quitarían a más de uno la concesión….
Te falta todavía la segunda parte de tú Yamaha jajajajajaj.
Un saludo campeón..
Jajajaja!!!
Gracias Fran, no me olvido de la segunda parte de la Yamaha! me pongo con ello!
Un saludote!