Marruecos Nov 2023 – 1 de 3
Hacía mucho tiempo que quería recorrer Marruecos en moto. Había estado en todas las principales ciudades, turísticas y no tanto, de la mitad occidental.
Y es que la oriental poco tiene que ver en cuanto a turismo tradicional se refiere. Hay cosas, pero muy dispersas y puntuales, hay que moverse mucho y no es algo atrayente… si no vas en moto.
Así que por mediación de un conocido de hace años me infiltré en un grupo con tradición y cohesión, suelen hacer viajes trail internacionales de semanas: Marruecos, Portugal, Balcanes, etc. Pues ahí iba yo, bien valiente, sin conocer ni al tato, pero era una oportunidad que le agradezco enormemente. Además los compis resultaron ser TOP (estoy viejo para este vocabulario).
- Morocco tested*
- Piedras hacia Erfoud*
- El día de la hostia*
- Merzouga*
- De Merzouga al norte*
- Kerrandou – Guercif*
- Guercif – Nador*
* En artículos sucesivos
Prepárate
No puedo decir que nadie me advirtiera y, ciertamente, es muy de agradecer que te asesoren de tal manera que se reduzcan los imprevistos al mínimo. Además es algo que te aleja totalmente del típico viaje organizado que ofrecen hoy tantas y tantas empresas, como si la compañía de un “guía” supusiera tal esfuerzo que no pudiera hacerlo cualquiera con un pelín de ganas. Pero hay gente que lo quiere todo hecho y no se da cuenta de que se pierde al menos el cincuenta por ciento del viaje. Y no hablo de los problemas, hablo de buscar hotel (como en cualquier ciudad del mundo), dónde comer, planear las etapas, etc.
Dos todoterreno 4×4 y tres motos iban a ser mis compis de viaje. Los coches sólo los dos primeros días. Esa era la idea inicial, la realidad llevó a que uno de los compis (el más tranquilo en la conducción, al parecer) se cayera de la convocatoria y que a los coches los veríamos el primer y el quinto día, por casualidad.
A veces nos perdemos de vista, por el polvo y porque cada uno ha de hacer su viaje, así que estate preparado para dormir una o dos noches por tu cuenta. De vez en cuando nos esperamos, pero la mayor parte del tiempo no hay donde cobijarse, así que esperar media hora al sol varias veces al día no es sostenible. Si has tenido un pinchazo o una avería has de ser autónomo y poder seguir adelante tú solo. Si te caes eres responsable de ti mismo, así que sin forzar porque podemos volver a por ti pero podemos tardar bastante.
Eso en un pastiche de comentarios entre varias llamadas antes del viaje, para confirmar un poco cuál sería el rollo del viaje. Nada de espectaculares planos de grupo estilo “Komando Pupas” ni charlas de intercomunicador tipo “Embarrados”. Vieja escuela, se habla cuando se para y sólo si te acercas. Se para cuando te pierdes o a descansar, comer o beber. Si hay imprevistos los solucionas, el resto va palante, si te ven bien y si no te apañas.
Equipaje
Como verías por las fotos de IG había disparidad de tamaños de equipaje. Y es que es lo que tiene no saber. Yo no sabía cuál era el rollo del grupo y había oído mucho sobre posible frío y e incluso lluvia, era noviembre así que llevaba desde un plumas plegado a ropa de agua. ¿Iba a haber turismo? o a no bajar de la moto? ¿daría tiempo a lavar y secar? pues no sé, así que mi equipaje eran dos alforjas, bolsita de herramientas y mochila de agua con resto de detalles.
Los compis llevaban, Aarón una bolsa larga hermosa y Emilio una bolsita que valía desde pasar el día a tres semanas porque iba lavando por el camino. Tomo nota para la próxima.
Rekkam
La primera etapa es la más comprometida. Hemos de cruzar el Rekkam (plateau du Rekkam, meseta del Rekkam), una gran extensión sin poblados, agua ni gasolina: el gran descampao (igualito que el descampado que había detrás del Simago de mi barrio). La etapa desde Nador a Guercif son 150km y de ahí a Talsint unos 240 km de pistas de todos los colores. Navegando a rumbo hacia el sur vas tomando pistas, caminos, “campo a través” si se me permite la expresión, porque es la mayoría. Total independencia y hay que hacerlo antes de anochecer, circular de noche por campo es incómodo, muy lento y sobre todo muy arriesgado.
Por supuesto hay que ir preparado: hay que saber a qué hora anochece, si está nublado será antes, y mirar la previsión meteorológica por lluvias o frío.
Magnífico cómo me quitaron el miedo: a ver, que si se te hace de noche no pasa nada. Hemos visto la previsión meteorológica, mínimas de 18ºC. Te tumbas junto a la moto para que te tape el viento, evitas cauces de ríos y zonas potencialmente peligrosas y a dormir. Lo único que va a pasar es que tengas una noche incómoda, eso es todo.
Mola, ese es todo el peligro, no viene el coco ni te mueres. Al día siguiente sigues con la etapa y punto. Si hubieras jodido la moto o a ti mismo es otra cosa, claro; a esperar ayuda, alguien que pase cerca.
Primera etapa
En la práctica todo fue bien. Mucho coñazo al principio de carretera asfaltada rectísima. Algo de frío, llenar gasolina y seguir hasta alcanzar campo. Distintos poblados, hasta zonas más desérticas. A los pocos segundos que los muchachos se separaron yo me di la hostia (así soy, sin presión no soy nadie). Una de esas roderas de ríos secos atravesaba el camino, un escalón que no vi y sobre todo demasiada presión que aún no había bajado en la rueda delantera. No pasó nada, al suelo, levantar la moto, recolocar mandos del manillar y palante. Una vez con las presiones bajadas ya no hubo más sustos de este tipo.
Ese día fue largo, algunas paradas cortas por miedo a que nos pillara la noche. Muchos kilómetros de muchos tipos de pistas y caminos. Un gran descampao es lo que es el Rekkam, sin más. Piedras hasta donde alcanza la vista durante cientos de kilómetros. Hierbajos, grietas, piedras, zonas con lenguas de arena fina y algunas zonas de barro, según la época del año.
Y llegamos bien, poco antes de anochecer a Talsint. Aparcamos al lado del lugar clásico del compi y allí esperaban unos siete motoristas recién llegados. Estaban esperando a que el colega viniera del otro hotel porque el nuestro era demasiado caro (creo que fueron 20€ la habitación individual con desayuno).
Estábamos ya en el interior del interior, encaminados al sur y en un pueblo pequeño. Pensaba que sería mucho más humilde: las habitaciones estaban equipadas perfectamente, grandes, con buena cama, balcón y baño, todo correctísimo, máximo al precio que cobraban (Hôtel Le Relais Talsint). Había wifi pero no conseguí conectarme hasta la noche a la del café y dar señales de vida en casa.
Morocco tested
Ese era el sello que le daban los compis a los componentes de la moto o equipación que habían pasado alguna vez la prueba de la “excursión” a Marruecos. Y te aseguro que no es un sello que se ponga a la ligera. Por el camino perdí un cubre puños (de los que va al extremo del manillar), un retrovisor, un porta móviles y las alforjas tuvieron que ser cosidas in situ por una señora costurera.
Continúa la semana que viene en el próximo capítulo “Marruecos Nov 2023 – 2 de 3”.
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