Buscando trail ep 02: al campo disparao
Traje de torero y en marcha antes casi de abrir los ojos. De nuevo el día amanece gris, frío y con nubes negras, pero a medida que avanza la mañana se va convirtiendo en soleado y perfecto de verano en diciembre.
Hoy estreno botas. Muchos meses me ha costado decidirme a comprarlas; las que tenía, unas Fox muy molonas pero cuatro tallas más grandes habían salido de buen precio de segunda mano (sí, a veces no tengo escrúpulos). Estaban ya muy machacadas y acabaron reventando por varios sitios: al final sólo quedaba vivo un cierre en cada pie, el resto se había ido cayendo sin posibilidad de reparación – no se rompieron, se separaron de la bota. Luego estuve un tiempo de salidas y de viaje por Cuenca y Teruel con las que me dejó Sergio, unas italianas Forma Terrain blancas que aunque grandes me iban bastante bien. Ahora por fin unas nuevas de tienda, otras italianas (como casi todas las buenas de campo), unas Gaerne de colores discretitos como ves pero de mi talla. A ver cómo se portan.
El plan hoy es retomar la investigación que hicimos ayer mi chica, Patacón (el perrete) y yo por un acceso que sale de una super curva de asfalto. Una de esas curvas donde podrías sentarte los fines de semana con unas palomitas y la cámara a tirar fotos de tumbadas y rascadas. Sin guardarraíles, sin trampas, la montaña a un lado y una explanada al otro.
Ayer anduvimos montaña arriba despacio, disfrutando del entorno, explorando los caminos, las rutas de trekking, los terrenos de los lugareños, etc. Hoy voy al mismo lugar en la mitad de tiempo y alcanzo enseguida nuestros pasos con la moto. Nada más empezar a pisar campo empecé a cruzarme con cazadores: coches aparcados tras una subida no apta para turismos, tíos armados vestidos de camuflaje que casi nunca te saludan sonrientes. Yo sí, pero no sé si me verían tras el casco: “¡buenos días!“. Aunque te miren chungo, tenemos el mismo derecho de estar ahí, no te olvides, no hay que pasar como de prestado. Yo estoy ahí igual que tú, ni es tu casa ni es la mía, hay que comportarse por ambos lados.
En seguida dejé de ver a gente y avancé por pistas claras y fáciles, llenas de arbustos a los lados, subidas empinadas, cumbres despejadas de vegetación por maquinaria y bajadas por la ladera hasta que empiezo a ver huellas de motos que no me abandonarían en el resto de la jornada. Ni de jornadas futuras oiga, mucha huella y poca moto!
Huellas de neumáticos de tacos en muy buen estado, no como los míos, endurecidos y ralos, eran enduro blandos y con punta, se ven clavados en las partes más húmedas del terreno. Sigo la pista que me lleva por panorámicas espectaculares, la cara sur más al este de Gredos se abre ante mí. Estoy solo, ni se oye ni se ve a nadie, cazadores, bicis, motos ni fauna. Así que unas fotos y seguimos. Esas huellas parecen recientes y me acompañarán siempre en salidas posteriores, pero nunca llego a ver motos.
Termino la pista y llego al asfalto de una comarcal estrecha, avanzo unos metros y encuentro una pista destrozada que sube a la derecha: esa es la mía, vamos a jugar, “a ver qué tal”, pienso.
Pues bien, bien no estaba. De hecho estaba abierta por excavadoras y terminada de deformar por las lluvias que habían abierto unas grietas muy serias. De segunda paso a primera, cada vez más grietas, más gordas y la pendiente más empinada. Al ver que la cosa se complica exponencialmente y antes de tener problemas mayores decido parar. Ya, no es el mejor sitio. Estudio la situación, unas fotos y decido dar la vuelta. Como el otro día, no te la juegues, vas solo y aún estás explorando todo, no merece la pena asumir el riesgo, da la vuelta y sigue husmeando.
Y eso hice, pero dar la vuelta ahí tampoco era tarea fácil. Sudores fuertes para no tirar la moto (ni a mí mismo) pendiente abajo. Maniobrando desde fuera de la moto pero a base de acelerones y arrastrones, consigo colocar la moto hacia abajo y pronto alcanzar de nuevo la comarcal. La recorro tranquilo y en seguida tengo que parar a quitarme ropa, estoy empapado, esto es casi verano en Diciembre!
Dicen que la cara sur de Gredos es mucho más agradable en cuanto a temperaturas. No nieva a menudo en invierno y las temperaturas son similares a las de la meseta. En verano hace el calor de Madrid pero por la noche refresca mucho, con lo que puedes respirar del sofoco de los calores. En cambio en invierno tienes estos días espectaculares como este, “la andalucía de Ávila” le llaman justo a esta zona.
Así que vuelta a husmear, salgo por caminos, llego a la casa de gente, vuelvo a la comarcal, salgo de nuevo, la pista se senderiza sin posibilidad de dar la vuelta y acabo pegado a la verja de la casa de otro. Tiro hasta que la pista vuelve a abrirse y el dueño de la casa al verme salir de allí se me queda mirando con cara de “de dónde coño sale este, de mi parcela?” Aprieto el acelerador fuerte antes de darle tiempo a pensar más, me voy echando mistos por si acaso.
Y esa es la tónica del día, seguir caminos y pistas, unos más sencillos, otros más complicados (algunos realmente bonitos), fotos, pérdidas, caminos que me meten y sacan de carreteras, otros increíbles que acaban en una prohibición. Termino cerca de donde empecé y alcanzo pronto otra comarcal que disfruto por carretera como un enano: curvas cerradas con montaña con poca visibilidad y suelo ondulado; con una moto de suspensiones asfálticas sufres más, pero aquí la TTR son todo ventajas: suspensiones blandas, manillar ancho y postura supermotard. Los tacos ni los noto, vas mucho más deprisa y más seguro que con la gorda., muy disfrutón!
Tras mucho movimiento y dejando pistas por los laterales que dejo guardadas en la memoria para otras salidas, como esta de la foto, termino desembocando en una carretera de firme perfecto que me llevará a casa. Mientras espero a salir me encuentro con dos motos de frente que me saludan. Resulta que estoy al lado del Puerto de Pico! Hace años que no subo, pero hoy tampoco será el día, tengo que volver a casa; de nuevo día de disfrute máximo. ¿Cuándo te vienes?
Nuevamente felicitaciones, que crónica tan entretenida de leer, me encanta tu honestidad y la poesía y simpleza q le impones a tu relato. Eso de botas usadas y 4 tallas más grandes fue proverbial en no hacer aspavientos, no como otros relatores q al final indican hasta la marca de los calzóncillos q usaron. Lo dicho, entretenidísimas y muy gráficos tus relatos, dan sana envidia, Slds.
Totalmente de acuerdo, no añado una palabra.
Un saludo macho.
Muuuuuchisimas gracias!!!
Qué bonitas palabras, cuento ni más ni menos lo que pasa adornado con las tontás que pasan por mi cabeza, me alegro de que te guste!
Nos vemos pronto, un abrazo!