Cobrar por usar el intermitente

Luchar por la plaza que ocupa nuestro vehículo nos tensa, lo que hace que nos pongamos en guardia y a la defensiva. Dejar pasar a los demás relaja y te hace sentir bien. La diferencia es medio minuto, ¿qué eliges?

La situación

Uno viaja por ahí y se da cuenta que en las grandes ciudades, donde hay mayor acumulación de vehículos, la aplicación de las normas relativas a la señalización de movimientos se relaja. La clave está en que el conductor cree que ha de defender su posición de forma acérrima, de esta manera, cuando quiere cambiar de carril, incorporarse o girar, en muchos casos lo que busca es sorprender para evitar que el vehículo que ha de cederle el paso se dé cuenta de que alguien le va a ganar la posición y acelere para evitarlo.

Un atasco cualquiera, fluido o denso. Paco va en su coche, calentito, escuchando la radio y viendo a los demás moverse alrededor. Es su cápsula.
Ha llegado el momento de cambiar de carril (porque le toca su salida, porque cree que avanza más rápido o porque el de delante “va dormido”), ¿qué debe hacer?
– Mirar sus retrovisores.
– Poner intermitente.
– Iniciar la maniobra asegurando sus retrovisores.
Pero ¿qué hace realmente Paco?
– Mirar sus retrovisores (con suerte).
– Lanzarse a hacer la maniobra para pillar desprevenido a Javi, el coche que va a dejar atrás.
– Siendo optimistas, mientras hace esa maniobra pone el intermitente “para que no le digan” que no lo ha puesto.
– Ya en su nueva posición espera y quita el intermitente para que parezca que lo ha hecho bien y su conciencia esté tranquila.

La causa

Esta manera de cambiar de posición no es gratuita fruto de la maldad natural de la gente, es aprendida de la experiencia. Paco sabe que, en otras ocasiones, ha puesto el intermitente con calma para indicar su maniobra y Javi (el cabrón) se ha dado cuenta y ha acelerado para cerrarle el hueco. Es infantil y estúpido, ya que el tiempo que ahorra Javi por no dejar pasar un coche es de unos diez o veinte segundos como máximo (ante un Paco muy dormido) y siendo que la mayoría de nosotros no vamos a dejar de salvar vidas por veinte segundos, es tiempo que deberíamos invertir en nuestra tranquilidad y no estresarnos por él.

Al hilo de Paco y Javi, otras situaciones en las que no ponemos los intermitentes es para que el vehículo que nos precede no les agobie:

Paco busca aparcamiento, cierta calle o simplemente va a girar pronto y va despacio, si señala sus intenciones cree que Javi se va a impacientar y le va a pitar, así que decide que es mejor el factor sorpresa: cuando encuentre su sitio o su calle hará su maniobra y ya veremos si la señala un segundo antes.
Coño, Paco, pon el puto intermitente y el problema de la impaciencia será de Javi, tienes todo el derecho de hacer lo que haces mientras no bloquees la circulación. El factor sorpresa sólo lleva a accidentes y en la situación descrita es fácil que una moto aproveche la situación de tráfico lento para avanzar por un lateral, ¿qué pasará? o aseguro que el de la moto irá mirando los intermitentes y cualquier señal que haga que algo le vaya a bloquear el camino. Sin intermitente no hay señal y seguirá su camino. Ya sabes lo que se estrellará contra el coche de Paco.
Estas situaciones llevan a la costumbre de no usar prácticamente nunca el intermitente. Y uno se pregunta, ¿para qué está ahí? ¿por qué no lo usan? ¿valdrá dinero? ¿vendrá como “extra” en ese coche? tal vez una buena medida sería que el ayuntamiento cobrara por usar los intermitentes, así al menos habría una razón por la que la gente no lo usa.

intermitentes

Los resultados

Último caso práctico y real:

El viernes pasado yo mismo subía una calle de dos carriles por cada sentido y un tercero de coches aparcados en cada cuneta. No hay señales de vida, no tengo coches ni al lado, ni detrás, ni delante; arranco y salgo apurando la primera; de pronto un coche de los aparcados se mueve rápido, entra en el carril derecho y sigue avanzando atravesando la calle hacia el sentido opuesto (pero qué hijo de la gran puta). El cabrón, por supuesto sin intermitentes y sin mirar – porque me habría visto venir si hubiera mirado mínimamente – invadía el segundo carril, el mas cercano al centro y a la doble línea continua, por el que iba yo. Corté gas de inmediato (todo es tan deprisa en esas situaciones que el “de inmediato” dio tiempo a que el coche quedara totalmente atravesado), frené y esquivé por la izquierda mientras pitaba todo lo que podía. Pues el cabrón paró y aún pude escuchar un pitido como retándome por detrás.
Me quedé con el susto en el cuerpo, paré en la cuneta y me giré mirando hacia el imbécil con todo el odio del mundo. Reconozco que me habría encantado reventarle la cara a pedradas, pero en su lugar me di la vuelta y seguí mi camino acojonado y como siempre, con mucho cuidado.
Esta situación se habría evitado si el gilipollas hubiera mirado por el retrovisor mientras estaba aparcado y yo ni siquiera me habría enterado. Si además pone el intermitente indicando sus intenciones de salir a la calle, a mí ya no me habría sorprendido porque lo habría visto y actuado en consecuencia. Por descontado que la maniobra que estaba haciendo (cambio de sentido en ciudad y con doble línea continua) va contra toda norma de Tráfico y de sentido común, pero aún así utilizando las señales que el coche trae GRATIS evitaríamos muchísimos accidentes.

Una solución

Ya que seguir las normas “porque sí”, porque son normas y ya está, es algo que no nos llega, un consejo de vida muy interesante aplicado al tráfico es “Actúa siempre como si alguien te contemplase”. Dejamos a Epicuro a un lado y nos ponemos en situación:
Ajusta tu GoPro al casco y sal a la calle. Piensa que el vídeo que vas a grabar lo va a ver tu abuela, la policía o un juez (tu Dios o tu conciencia, vaya). No se trata de verlo con tus amigos o subirlo a YouTube para echarte unas risas sino que cada acto que no hagas bien vas a tener que explicarlo. Eso hará que conduzcas como debes y lo más importante, que seas gentil. Deja pasar, no apures los semáforos, señala tus movimientos y en resumen no seas un cabrón (ni te imaginas lo que relaja actuar así).
Dicen que no hay nada más automático para que alguien hago el cazurro sobre una moto que ponerle una cámara. Eso no es malo en sí mismo, la clave está en pensar quién va a ver ese vídeo.

Conclusiones

Te diría “pon los putos intermitentes”, pero vamos a razonar un poco.
Sé de sobra que en moto es más difícil señalizar todos los movimientos porque nos movemos más, pero eso no es excusa para no hacerlo. Puede salvar tu vida y si vas en coche pueden ser muchas vidas. Además mejorarás nuestra imagen de cara a los demás conductores (te aseguro que está bastante sucia) y fomentarás que el resto de usuarios de la vía pongan también sus intermitentes, lo que redundará en ti mismo. Es decir, poner los intermitentes son una inversión en ti mismo.

Y ya como último recurso te diré “Por favor, úsalos”.

Usar los intermitentes

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