Trail con TrailMadrid, bautizo a jierro
Abandoné la zona de confort a los tres minutos, cuando se acabó el asfalto y comenzaron los baches de gravilla con la visera llena de gotas. Los chicos iban pendientes de mí, al verme en la gasolinera ya pensaron en que no habría nada de sendas, sólo pistas, la Tiger es demasiado baja…
Era la primera vez que quedaba con ellos; en ciertos cruces el Doctor (Fuel) paraba y me preguntaba si iba todo bien, “todo guay, vamos p´alante”. Sólo reseñable una pista ancha de gravilla muy suelta que hacía que la dirección se moviese de lado a lado, cero confianza, aquello podía salir caro, además más tarde me dijeron que yo no era el único. Santlys, que llevaba una Cagiva 350E y unos neumáticos que le comprometieron la salida, compartía esa inseguridad en la dirección, pero sus gomas le transmitían lo mismo también en otros terrenos y le obligaban al pie a tierra a menudo.
La primera prueba fue una pendiente arriba con cantos sueltos y grietas: no hay problema, “todo bien, pero no me hagas bajar por el mismo sitio” (la cosa podría no ir tan bien), le dije a Fuel. Seguimos y se sucedieron las pistas con senderos, algunos badenes naturales, por llamarlos así, hasta cierto punto de bajada pedregosa donde ví que los tres pararon a mirar atrás (yo cerraba el grupo) y era para ayudar por si acaso y para ver el espectáculo; coño, eso significa que acaban de hacer algo difícil, si no no paras: pues sí, culo al aire y tensión en la manos, bajé la cuesta sin problemas…bueno, fue de esos momentos en que la mano derecha se queda agarrotada, la moto se embala y no es sólo por la gravedad, el acelerador no está suelto, chaval, deja de retorcerlo. Lo hice mientras frenaba y agarraba embrague y sólo me salí un par de metros del camino. Bueno, eso es un “todo bien” en mi mundo, sin lesiones ni averías y podemos seguir sin perder tiempo, tira p´alante.
Atravesamos pueblos, intentamos entrar por varias zonas que tenían el acceso cerrado desde la última vez que el Doctor estuvo por allí. No hay problema, si no entramos por un lado entramos por otro. Senderos, piedras, baches, polvo (mucho polvo, olvídate de tus lentillas por aquí), hasta que atravesamos un tunelcillo estrecho que cruza bajo una nacional y que, según la tradición, que hay que hacer resonar nuestros motores en su interior “para espantar los malos espíritus”.
Dándole que le dábamos, llegamos al pie de una montaña coronada por un castillo, “aquí no subes tú“, mierda, si lo dice será por algo. Y allí nos quedamos Santlys y yo a mirar desde abajo cómo Fuel y Toberoloco se encaramaban a la montaña por unos senderos empinados que apenas distinguía desde abajo. Dieron la vuelta, bajaron y los cuatro otra vez alcanzamos el mismo punto por carretera, momento que aprovechó el Doctor para animarse con una levantada de rueda que nos sacó a Santlys y mí la sonrisa dentro del casco, ¡qué cabrón el tío!
Desde allí emprendimos la marcha de vuelta pero no exactamente recorriendo lo pisado, hubo algunas vías alternativas (más enrevesadas que a la ida) y un ritmo más alegre, diría yo. De hecho, lo que a la ida fueron bajadas de badenes a la vuelta fueron saltitos, “itos” sí, pero sentir la rueda de mi Tiger (210 kilitos de nada) despegando del suelo no es algo a lo que esté acostumbrado, “¡¡¡cooooojones cómo voy!!!“. Sí, me iba soltando, pero a todos nos invadió ese sentir, Santlys y yo íbamos descolgados porque a tramos, Fuel y Toberoloco le zumbaban de lo lindo en las zonas rápidas (quízir´, en quinta y no les pillabas).
Lo último reseñable fue una zona larga de piedras llanas – llanas las zonas laterales, porque las partes de arriba estaban todas de punta. Temblores, tembleques, golpes del basculante y piedras contra las botas y el motor, vamos a bajar un poco el ritmo y a buscar la zona más lisa de la cuneta, que te estás liando, no tengamos un disgusto en el fin de fiesta que ya no queda ná.
De ahí al bar: unas bravas, unos zumitos de arándano y picota y una buena conversación coronaba la jornada. De muy buen humor salí de allí, sin madrugón y sin prisa y aún llegaría a comer a casa a una hora respetable.
¡Que no sea la última vez! encantado chavales, la próxima me llevo la tarjeta además de la cámara del casco (ditasea), ¡seguro servirá de algo más!
je,je,je, buena ruta Gepetín, a ver si coincidimos en alguna. Un saludo.