Habrá que aprovechar esas maletotas nuevas, ¿no? ¡pues nos vamos a Guadalupe! Guadalupe, Cáceres, tal y como me recomendó mi compi Isabel, uno de los pueblos extremeños más bonitos, sobre todo por su espectacular Monasterio de Guadalupe.

La ruta completa en Google Maps.

Te pongo un vídeo para mostrar una idea de lo que son las carreteras entre Navalmoral de la Mata, Cáceres y Puebla de Montalbán, Toledo; puebleando fuerte por esas carreteras.



Además y como veréis, mis dos coj…, mi cuello y yo decidimos ir ¡sin cúpula! cosa que en nacionales no es un problema pero en autopista se hace duro y agotador mantener un crucero decente.
Enjoy 🙂

Y como es habitual en estas fechas, es uno de tantos pueblos en fiestas de la geografía española. En lugar del habitual adoquinado de la plaza mayor (llamada Plaza Santa María de Guadalupe) había tierra de plaza de toros para los encierros y lidias que se celebrarían los próximos días. En la web oficial de la oficina de turismo de Guadalupe aparecían los horarios y detalles.

Para intentar esquivar el calor salimos temprano por la mañana desde Madrid. Autopista A-5 a tó tirar y cuando se nos comía la miseria decidimos pueblear un poquito para el desayuno. Nos salimos de la autopista y desayunamos en un pueblo llamado “Cebolla”, me encanta el nombre ¡ole!

Cebolla en fiestas:

Volvemos a la carretera y salimos de la de Extremadura antes de llegar a Navalmoral de la Mata, salida 178. Ahí nos dirigiremos al sur y empezarán las curvas.
Buena carretera, mucha curva de 70/90 km/h y muy poquito tráfico, por cierto.

Llegamos y nos encontramos el percal: muchísima gente en la calle, todo el mundo en terrazas, bebiendo, bares con la música por fuera, la plaza llena de arena, etc.
Tardamos poco en encontrar nuestro hotelito: Hostal Altamira, dentro del pueblo y a un paso de la plaza, lo justo para que no nos molestara el follón de la multitud y las fiestas.

Descargamos nuestras flamantes maletas y aparcamos la moto en el garaje doméstico de los dueños que, muy amablemente, se ofrecen a guardarnos la moto. Han tenido ya muchos clientes moteros y saben que el aparcamiento seguro es algo que valoramos mucho.

Vamos directos a comer y luego a ver el Real Monasterio de Santa María de Guadalupe (horarios oficiales).

Muy impresionante, por cierto. Gótico y mudéjar mezclados en armonía. Bueno, la armonía que da venir después y hacer lo que uno quiere.

5€ por persona, acceso a varias salas y con guía (buen guía, al menos el que nos tocó). Grupos grandes, pero te enteras bien.

Aquí os dejo un callejero de la megalópolis de Guadalupe, buscador de hoteles, otros alojamientos y un buscador de restaurantes (listado de restaurantes).

Visitamos la Hospedería del Real Monasterio de Guadalupe, puedes deambular por ella y tomarte algo o comer allí mismo, en el patio: muy bonito. Como mínimo, de visita obligada.

También céntrico el Parador de Guadalupe, enorme, bello y señorial como marca la zona.

Nuestro alojamiento fue el Hostal Altamira. Nos alojaron en la última habitación porque llegamos los primeros y no sabíamos la enorme suerte que teníamos, porque a nosotros no nos molestó el ruido de las fiestas, pero al resto sí. Nos dijeron que se habían quejado del bar de enfrente, con unos altavoces enormes apuntando hacia nuestro hostal con una rumba infinita.

La diferencia en este viaje: la comodidad de las maletotas.

Seamos sinceros, no teníamos la más remota idea de que eran las fiestas del pueblo, no las encontramos, para bien o para mal, así que disfrutamos de ellas y pudimos dormir. Con vistas al futuro, mejor buscar uno de esos hoteles de fuera del centro para no tener la fiesta tan cerca.

Por la mañana madrugamos y, tras una buena charla con el señor camarero, salimos hacia el este dirección Alía y Toledo.
Entre otras cosas, este señor nos contó que llevaban toda la semana de fiestas y había que sumar las de los pueblos cercanos. Además, la semana del 5 de Septiembre son las fiestas de la virgen de Guadalupe, sobre la que el pueblo de nuevo vuelve a volcarse. Preguntamos si, como ya se sabe que la virgen de Guadalupe es eternamente venerada por los mexicanos, no aparecían turistas de allí. ¡Pues claro! ¡¡hasta el punto de traerse desde México sus propios caballos para desfilar aquí!! con sus sombreros y sus vestimentas típicas de Charro, traen hasta Mariachis ¡y el turista revienta!
En fin, espectacular, jamás lo habría imaginado. Eso sí, el hospedaje reservado de una año para otro y los precios de los bares multiplicados por dos (o tres) para esas fechas.

Con esa imagen salimos a curvear hacia Toleda ya de vuelta. De nuevo virajes perfectamente trazados, asfalto impecable y apenas tráfico: ¡perfecto!

Creo que fue desde “Espinoso del Rey” hasta “Navahermosa”. ¡¡Fallo!! un tramo asqueroso de asfalto arrugado y bacheado, carretera estrecha y mala (las dos últimas fotos, abajo). Nos equivocamos al elegirla, qué le vamos a hacer! Fueron más de treinta kilómetros dando botecitos y agarrando fuerte el manillar.

Al fin, llegamos a Puebla de Montalbán, también en fiestas.

Nos dimos una vuelta y comimos una paella “solidaria” por una casa de la juventud. 2€ el plato, unas bebidas y seguimos por una carretera nacional muy buena, con curvas por encima de 100 km/h sólo limitadas por las rachas de viento. De ahí a la A-42 y a casa. Fueron unos 530km para el fin de semana. Las maletas fetén (gracias Dani) y un buen fin de semana (gracias Ale).