Vídeo: 500 km en el día: Cuenca y Guadalajara
¿Sabes de uno de esos días en los sales a dar una vuelta y se convierten en 500 kilómetros en 9 horas?
El día apuntó perfecto, el calor de la meseta había bajado bastante y retrasé la salida a ver si se apuntaba un amiguete.
Al final no pudo y la hora de salir no se podía retrasar más: dirección norte a Guadalajara y al este hacia Cuenca pasando por Pastrana y Priego de nuevo al norte.
¿El vídeo? abajo del todo!
Un poco de carretera y un poco de pistas – ¿en verano en España? ¡tío ilegal! – para no aburrir.
El calor ya apretaba y decidí parar en un recodo del río Guadiela. La bajada era de tierra suelta y gritas profundas. Me crucé con un 4×4 con remolque de piraguas así que paré a un lado, desviándome del camino, para dejarle paso. Al volver al camino, el acceso a la pista pasaba por atravesar grietas profundas en bajada en lugar de seguir longitudinal por donde venía antes del 4×4, así que decidí caerme de lado para ver la cosas con perspectiva.
Afortunadamente la caída fue hacia adentro de la cuesta, hacia arriba, por decirlo así y no hacia abajo, donde el golpe habría sido duro para mí y para la moto. Así que se quedó en un la dejo aquí un momento y descanso.
Levanté la moto y una vez colocada hacia la dirección correcta ya no hubo problema, entré hasta las mismas puertas del agüita, donde descansé, me bañé y me comí un bocata como un señor.
Ojo, estas palizas y otras temeridades no recomiendo hacerlas solo, lo mejor es ir acompañado, al menos dos motos, e importante no jugártela con los seguros de motos para no tener sorpresas desagradables llegado el momento de usarlos (que parece que no toca pero el momento llega) y que no te vaya a dejar tirado justo cuando lo necesites.
Solán de Cabras, Puente de Vadillos y la jodidamente espectacular Serranía de Cuenca, ¡qué infravalorada está!
Paisajes del norte de España en el centro geográfico como un oasis. Vas circulando y de pronto te ves envuelto por altísimas paredes verticales de roca a lado y lado de la carretera y, por supuesto, el río Guadiela paralelo corriendo a tu ladito. Algo que no es propio de la zona, es que impresiona, el paisaje se obscurece y las rocas toman formas redondeadas, oníricas, como nubes.
De repente el camino se abre y a modo de isla que la carretera rodea – un sentido a cada lado, como un río – una roca se levanta enorme cortando el paso.
Y tal como vino se va, de repente ya no hay paredes de roca, ni río ni ná. Un gran vacío, cielo abierto y campo extenso y plano a los lados. Entramos y salimos como si fuera un parque de atracciones. Adiós al oasis, volvemos a las planicies.
Tras el camping urbanita de Peralejo de las Truchas donde se apiñan tiendas con caravanas, eran las cinco de la tarde y tocaba volver: 3 horas de vuelta decía el GPS – suputamadre.
Dirección norte volao, intentado ganarle minutos a la predicción de Google, pasamos y atravesamos Molina de Aragón, villa medieval que en la foto parece totalmente una postal plana de fondo.
Ojo con las prisas de la vuelta, tengamos un fin de fiesta en paz! Carretera y calma, no es más que cuestión de tiempo llegar a casa y preparar la siguiente 🙂
Pues ciertamente Guadalajara nunca defrauda en moto,tengo el placer de haber recorrido algo esa provincia y la preciosa serranía de Cuenca también…… saludos y gracias por compartir…
Joer, no lo había visto, Molina!
Estoy por aquí ahora. Va paliza qur te diste. Yo hago noche por la zona. Un abrazo.