¿Sabe por qué le he parado? Depende del tiempo que me lleve siguiendo
Esta bonita y sincera respuesta deambula por mi cabeza cuando circulo en moto por la ciudad.
Lo he contado otras veces, después de unos quince años yendo a trabajar en moto por las carreteras más transitadas de la capital, he probado de todo. El día que no estás de humor vas tranquilo y relajado y dices “voy a circular como un coche”. Circulas detrás de otro por el centro del carril como manda la DGT, dejando suficiente distancia de seguridad y frenada y a la velocidad marcada, indicando desplazamientos laterales y demás. Son esas circunstancias en las que más peligro corre la vida del motorista:
– La distancia de seguridad se la meriendan a cada rato haciéndote frenar fuerte y cogiendo otra vez más distancia con el desgraciado del nuevo coche que se ha colado delante.
– El del carril de al lado se cambia para que sus moléculas ocupen exactamente el espacio que están ocupando las tuyas, lo que es fisicamente imposible y pasa por echarte de tu carril o pasarte por encima. Y por más que pites ya da igual, te has tenido que ir de allí o serías otra mancha en el asfalto. Y esto si tienes suerte porque los intermitentes los tienen de adorno, “qué bonito tu coche de 40.000 euros, una pena que no tenga intermitentes”.
– Frenadas extremas que en moto pueden suponer subirte al coche de delante o que el de detrás se te ponga por sombrero.
La distancia de seguridad son los padres.
Por todo ello y en cuanto a seguridad, lo peor que puedes hacer es circular en ciudad como manda la DGT. Me parecen tesis como de los teóricos de los foros de internet, gente que sólo teoriza y parece que nunca ha conducido porque lo que predica es peligroso, irreal o directamente inviable.
Y oye, que en su Twitter hay avisos, consejos e infografías útiles e interesantes, tampoco vamos a ser cretinos. Muy interesante cuando te explican el efecto tren, el efecto pantalla, etc. Mucho más fácil cumplir las normas cuando te explican las razones.
Aparte de algunas perogrulladas (que para muchos deben ser novedades), hay anticipos de normas, consejos estacionales y recordatorios de la correcta circulación. Lo que creo es que el Twitter está muy bien, pero esos consejos sólo los leen los interesados en urbanismo y los periodistas pendientes de noticias. El groso del ciudadano no se entera (el que no pone intermitentes no va a “perder su tiempo” en leer que no se debe zigzaguear en atascos”).
¿Cómo llegar al público general? es una empresa estatal, digo yo que tendrán medios, ¿qué tal por ejemplo a través de las miles de pantallas de las carreteras? no fue barato instalarlas y eso sí es invertir en seguridad, no seguir comprando radares, que es invertir en su arcas.
Digamos que esas prácticas de las que hablábamos antes podrían servir en Los Mundos de Yupi (qué viejo soy) o en una sociedad con gran respeto mutuo, que sigue las normas, señaliza los movimientos y piensa en los demás. Es un conjunto de normas que parecen hechos a priori, antes de la experiencia, de la existencia de cualquier tráfico que no sea en carreta de mulos. Y a partir de entonces se han ido solucionando los vacíos con parches y abusando enormemente del poder del miedo al castigo económico. Con el radar como máxima super estrella reguladora y la utilización del agente de autoridad como mero transmisor del castigo, lo que cambia nuestra imagen con respecto a los mismos, claro está.
Es además dentro de ese mundo en el que la reguladora vive con total distancia respecto del usuario de las carreteras y se nota que no hay comunicación entre autoridad y usuario: a diario veo en esos luminosos tan desperdiciados “Utilice la señalización“. ¿En serio? ¿alguien entiende con eso que se inste a usar el intermitente? con lo fácil que sería directamente “Use el intermitente”, un texto normal y además cambiar el mensaje a menudo porque, obviamente, al leer día tras día lo mismo ya no ve, no se lee, pasa desapercibido y se pierde ese gran privilegio que es comunicarse con el ciudadano a diario de forma tan directa.
Anécdota
El año pasado a las 7 de la mañana, por no dar una vuelta de tres bloques de viviendas de donde estaba aparcado, decidí acortar por una calle de 40 metros, pies al suelo, despacito y pegado al bordillo. Mal, hombre, mal.
Aunque todas las motos del garaje repiten a diario ese movimiento, no es excusa para hacerlo, reconozco que actué mal.
A esto que veo de frente un coche de Municipales que bloquea una entrada a una de las principales carreteras de la ciudad, provocando con ello un buen embotellamiento cola detrás. Y sintiéndome el ombligo del mundo pensé que sería por mí.
No, no creo, no van a liarla tan gorda por esto siendo que a diario ves repartidores a toda velocidad por las aceras. Desde los mensajeros a los repartidores de comida y los mismos de Correos y a las horas de más bullicio.
Pero efectivamente veo que sale el tipo del coche y viene directo hacia mi, que ya estaba de pie a un lado y arreglándome el casco.
Con toda la chulería del mundo (me pongo en su situación y yo sería incapaz de alcanzar ese nivel) me dice:
– ¿Cuál es la emergencia para circular en sentido contrario?
– Me estaba arreglando el casco.
Saca el móvil, extiende el brazo y tira foto a la matrícula. Mientras lo hace y sin mirarme dice:
– Pues que sepa que son 6 puntos y 500 euros.
Y como vino se fue.
Me quedé como la vaca que mira el tren.
“Me estará vacilando, quiere meterme miedo y es una advertencia para que haga las cosas bien, correcto, me lo he ganado”.
Pues nop. La multa llegó tan en serio como que es la misma sanción que si hubiera ido de kamikaze por una autopista en coche (o en camión) en contra dirección. Aparte de que eso va por vía penal según me informaron los del seguro, en lo que respecta a la DGT es exactamente lo mismo lo que yo hice que jugar a propósito con la vida de la gente. ¿En serio?
Y así me quitaron mi primer punto de circulación. El primero y los cinco siguientes, bien hecho, soy un auténtico delincuente!
Moral vs normativa
¿Cómo tomarte con respeto algo así? es que no puedes hacerlo, es que aún reconociendo haber actuado mal la sanción es absolutamente desmedida. Una advertencia, en mi caso, habría funcionado igual. Una multa por transgredir la norma, vale. Pero la mitad de los puntos y 500€ es un abuso lo mires por donde lo mires.
Bueno, mis primeros puntos oiga, ni uno me habían quitado ni por coche ni por moto y de repente toma, casi la mitad y yo que siempre pensé que sería por algún radar traicionero (y hoy por hoy son los únicos que me han quitado). Por no hablar del dinero que me escocía claro (y hay a quien le puede hacer mucho más que “escocer”), pero lo del orgullo me encendía la sangre. Eh, toma tu dinero majo, espero que vuelvas a casa muy orgulloso de cumplir con tu deber, un malo menos.
Así que siempre andamos con las baras de medir, el guardarraíl es sólo una protección visual para los vehículos porque ante el choque no aguanta su empuje, pero a las motos y ciclistas nos amputa. Da igual.
El timo de las ITV, no es importante mejorar el vehículo, sólo que esté exactamente como venía de origen, aunque eso signifique piezas de peor calidad que otras homologadas, legales y más modernas.
Así que cuanto más chocas con estas situaciones más claro puedes diferenciar entre normativa y bien. Puedes actuar moralmente bien y crujirte las normativas, como instalar focos auxiliares para incrementar la seguridad sin deslumbrar o leds infundibles a los intermitentes o circular por el lateral de tu carril para tener una vía de escape en caso de frenazo brusco o llevar intercomunicadores. Por todas te pueden multar.
Al final llegas a establecer una diferencia tal que una cosa es respetar al prójimo, conducir con seguridad y seguir las normas para vivir en comunidad y armonía y otra muy diferente lo que marque Tráfico.
Pero si es ver a la Guardia Civil y echarnos a temblar, aunque no hayamos hecho nada vivimos con el miedo a la multa. El otro día tras una curva les vi y me puse tan nervioso que se me salió una pierna de la estribera, coño, que todavía les doy motivos para pararme.
Sé que en el pasado se les tenía como ángeles de la guarda, pero no es precisamente esa la imagen que se tiene de ellos hoy en día entre los conductores. Y no es realmente culpa del cuerpo, ellos cumplen lo que les mandan, como todos. Pero es como el jefe que no conoce el día a día del trabajo, si el que manda desconoce la realidad, impone reglas abstractas que en su cabeza deberían funcionar. Y así nos van las cosas.